El pueblo

El núcleo de población se asienta sobre dos cerros en sus laderas Sur – Suroeste, protegiéndose de los duros vientos del Norte (el cierzo). El pueblo se yergue desde los cerros como observatorio privilegiado de esta llanura fluvial, permitiendo la visualización de los municipios ribereños del Jiloca. El casalicio es numeroso, dedicado a labores agrícolas, aunque en su mayoría está desocupado. La población va escaseando, aunque su ánimo es fuerte, como la tierra en la que se asienta.

Vista del caserío de Bañón

Entre el patrimonio cultural del municipio tenemos que destacar su Iglesia bajo la advocación de San Juan Bautista s.XVII, la Fuente s.XVIII, espacio de encuentro de gran importancia en otro tiempo y la Plaza, donde se manifiesta a diario el corazón del pueblo.

El clima es caluroso en verano y frío en invierno, siempre seco, aunque los periodos de otoño y primavera aportan las lluvias y las temperaturas bonancibles. Las heladas no son escasas y la nieve la vemos todos los inviernos. Los colores del paisaje cambian espectacularmente durante el año y las impresiones visuales son fuertes y generosas.

Paisaje en constante cambio…

ALEPH se ubica tras la Iglesia, en las llamadas Eras de Trascastillo, sobre el Mirador del Jiloca que se situa al pie de la Iglesia de San Juan Bautista, en la parte final de la calle de la Iglesia y tomando su acceso por el Camino del Cerro de la Iglesia. El punto más alto de la localidad y con la panorámica privilegiada sobre las llanuras del Jiloca. Para llegar andando hay que atravesar el pueblo y tomar la dirección de la Iglesia, si vamos en coche, desde la Plaza, por la calle San Valero llegaremos hasta el final y a la izquierda tomaremos el camino del Cerro o el de las Eras. Por este último podemos llegar hasta ALEPH y dejar nuestro vehículo en la misma era de ALEPH.